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«LA TECNOLOGÍA RESPIRA»

Sinopsis

La epidemia se extendía con tanta rapidez que en las noticias era ya habitual oír hablar durante más de diez minutos sobre las muertes que se habían producido aquellos días en diferentes ciudades del mundo.

Por alguna extraña razón, la gente enfermaba sintiéndose débil y aunque al principio aquellos repentinos cambios no fueron considerados como algo grave o de extrema preocupación, a medida que pasaba el tiempo los hospitales empezaron a colapsarse a causa de la ola de gente que acudía con los mismo  síntomas. La mayoría acababan ingresados porque a medida que pasaban los días su cuerpo se debilitaba de tal manera que terminaba sin fuerzas para alimentarse, hidratarse o caminar.

El primer lugar donde se detectó esta anomalía fue en la ciudad de Barcelona. En menos de un mes, más de cien personas fueron tratadas por los mismos síntomas: fatiga, dolor de cabeza, mareos, náuseas o incapacidad funcional. Todos ellos dados de alta en menos de veinticuatro horas tras considerar que únicamente se trataba de un estado de estrés siendo tratados con algún tipo de medicación vitamínica, reposo y dieta equilibrada.

Pero todo eso fue en vano. Los ingresos iban aumentando y a los pocos días estas mismas personas se consumían en sus hogares hasta tal punto que su mente dejaba de existir entrando en un estado de autismo sin reconocer a nadie y siendo incapaces de mantener una conversación. Cuando esto ocurría, el cuerpo no era capaz de soportarlo y en menos de una hora, la persona fallecía.

Al incrementar el número de muertes, los médicos empezaron a preguntarse si todo aquello era fruto de la casualidad o más bien se trataba de alguna especie de virus que se había propagado afectando a una serie de personas al azar.

Tras varias semanas de investigación, el asunto fue considerado como la nueva epidemia del S.XXI, una con la que no estaban preparados para enfrentarse ya que no sabían qué la ocasionaba o porqué afectaba solo a unos pocos.

En menos de un mes, corrió raudo como la luz detectándose otros casos similares en ciudades de Europa y a los tres meses, ésta se había extendido ya por todo el mundo. La enfermedad había evolucionado y las personas fallecían en menor tiempo; menos de una semana tras haber sido diagnosticados.

Los síntomas también habían evolucionado y las personas eran consumidas por la enfermedad con más rapidez y de manera más agresiva. Sus cuerpos, llegaban a convertirse en auténticos esqueletos vivientes y su aspecto era cadavérico.

En todo aquel tiempo, los médicos únicamente lograron averiguar, a través de pruebas y estudios, que todos los infectados reconocieron oír un sonido constante y agudo en su mente mientras dormían.